Jamás me he quedado dormida por comer una manzana envenenada, o por simplemente pincharme con una rueca, nunca he sido sirena y me he convertido en humana, tampoco a las 12 de la noche he perdido un zapato en unas inmensas escaleras, jamás he tenido un pelo de 4 metros. Pero que no haya sido nada de eso, no significa que no sea una princesa del siglo XXI, una princesa que no va vestida con preciosos y pomposos vestidos, que no tiene sirvientas que la peinen y maquillen, o que no tenga un príncipe. Simplemente, lo que quiero decir, es que todas por dentro somos princesas, haya o no llegado nuestro príncipe azul. Pero si llega, el tiempo pasará y probablemente todo se esfumará, siempre sucede lo mismo. Lo importante es aprovechar cada instante y el tiempo, que es oro...

No hay comentarios:
Publicar un comentario